La reconocida artista cubana Tania Bruguera realizó el veintiséis de agosto del dos mil nueve un performance, el cual se llevó a cabo en la Universidad Nacional de Bogotá, Colombia. Esta artista contemporánea realizó este performance con el objetivo de que formara parte del VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política, el cual fue financiado por el Ministerio de Cultura de Colombia y la Alcaldía de Bogotá, entre otras entidades. El Performance consistía en que la artista subiría a tres personas al auditorio, un paramilitar (reinsertado), una exguerrilla y una desplazada, para que hablaran y se debatieran algunos temas. Lo que sucedió después, según publíca el diario El Tiempo fue que, en cuanto se fue poniendo más candente la conversación, se empezó a repartir cocaína en unas tres o cuatro bandejas de vidrio, las cuales contenían veinte líneas de cocaína cada una, por lo que, en cuanto se empezó a circular el polvo, la gente se olvidó de lo que sucedía con los invitados y se enfocó más en la droga, unos la consumían, otros la ignoraban y algunos indignados se retiraron del lugar.
Al saber ahora lo acontecido, analizaremos desde la visión de la pragmática toda la relación simbólica de los medios de producción, la estética de la recepción, la producción y el mensaje.
Si bien es cierto, el denotatum de este performance esta compuesto por Tania y todo su equipo de trabajo, el cual intenta enviar un tema, mensaje o signo al público, convirtiendose ella en el emisor del mismo. El público conforma el destinatario, quien recibe el signo con desagrado pero que a su vez ha sido canalizado por los medios de comunicación, los cuales cumplen un papel importantísimo en el ámbito del performance, ya que la artista necesita de estos para promocionarse y a su vez, lograr enviar el mensaje.
Bruguera menciona en un comunicado de prensa, que “su arte de conducta” buscaba que el espectador respondiera a los elementos que se les presentaban y que le parecieron “excelentes todas las reacciones que se dieron entre el público al reparto de la droga, ya que hubo gente que lo ignoró, algunos consumieron y otros interrumpieron la performance”. De esta forma observamos que el signo respondió con lo que el emisor esperaba, gran variedad de reacciones y contradicciones se dispararon por todos los medios y aunque no muchos apoyaron las intenciones de la artista, una minoría si lo hizo, tal es el caso de Claudia Arenas, fiel lectora del diario El Tiempo, la cual opinó en un foro que “los diarios no comentaron que era un evento cerrado, que era necesario tener boleta para entrar y que la mayoría de los asistentes no eran estudiantes ni siquiera eran colombianos…”. Otro lector agrega, que “hay que aprender sobre la simbología del arte para entender qué hay de significante en el hecho de que se reparta cocaína en medio de un performance. Existe una intención artística de mostrar la cocaína como distractor de los problemas sociales que aquejan nuestro país, y desde esa perspectiva lo logró. ¿Quién consumió?¿Quién rechazó? Hacen parte del formato de la obra, pero es ante todo una obra. Ahora bien, el arte es agresivo, pero muestra formas diferentes de ver una realidad, la compartas o la rechaces como espectador.”
Por consiguiente, si seguimos introduciendonos más en lo que los medios de comunicación citaron a la luz, encontramos que las diferentes entidades públicas y de gobierno colombianas, anduvieron tras la búsqueda de los responsables de los hechos pero Bruguera dice ser ella la única responsable y nadie más. De esta forma, encontramos en la pragmática de producción que sí es cierto, ella es la creadora y por consiguiente la única responsable porque es su trabajo, es su nombre el que está en boca de todos, convirtiendosen poderosamente los medios como canales, los cuales median con los receptores para que sean estos quienes comenten y divulguen el tema.
En fin, según la entrevista realizada por el noticiero RCN a uno de los columnistas, el cual es curador y también consultor de arte, respondió a la pregunta ¿el arte lo justifica todo?, y su respuesta fue precisa:
“El arte no lo justifica todo, el arte ha tenido tradicionalmente tres ingredientes fundamentales, un componente estético, un componente ético y una función social. El componente estético a pasado a un segundo lugar en el arte contemporáneo, pero no así el componente ético ni la función social. Muchos artistas contemporáneos recurren a acciones violentas y acciones bizarras con tal de llamar la atención del público y de los medios…el hecho de la artista en la Universidad Nacional no hubiera salido en los medios si no hubiera sido porque violó un precepto ético. El arte contemporáneo es provocador. Provoca reacciones, provoca reflexiones y provoca acciones, pero no todo lo provocador es arte”
Así que, en otras palabras, el señor entrevistado pudo haber querido decir que los artistas contemporáneos utilizan este tipo de escandalización difundida por los medios, como estrategias para promocionar sus obras, ya que entre más escandalo y más impactante sea para la sociedad, más rápido será difundido el mensaje y su creador. También estos artistas juegan con las críticas y con la justicia en algunos casos, ya que podrían tener cargos penales por excederse o por romper con ciertos límites como lo fue en el caso de esta arista cubana, ya que al introducir droga en una institución pública, implicó que el gobierno colombiano tomara cartas en el asunto. Además, también podría haber tenido problemas si se le comprobase si la droga repartida fue financiada con fondos públicos, etc. A lo cual ella más tarde especificó que no utilizó los fondos públicos para tal acto.
En conclusión, encontramos en este análisis pragmático, que pueda que el arte no lo justifique todo, pero, ¿quienes son los medios de comunicación para juzgar este tipo de obras?. Comentaba un profesor de la universidad Nacional de Bogotá que, “una cosa es hacer una crítica estética a la obra y otra completamente diferente es juzgar a la artista moralmente, si su performance falló o no, eso debemos dejarselo a los especialistas en arte, ya que si un juez de la República interviene en este caso, el arte no tendría sentido”. Así que, como lo cita bien claro este profesor, el signo no siempre es percibido como se quiere, para el gobierno y una parte de la sociedad puede ser chocante, pero para otros puede que la forma de expresar los problemas de las sociedades no hay mejor forma que demostrarla como tiene que ser… en vivo.
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